Ristorante Pizzería Il Punto (La Laguna, Tenerife). Mucho tiempo, escasa comida

Il Punto se encuentra en la calle Ascanio y Nieves, número 6. Un emplazamiento privilegiado, cerca de la famosa Plaza de la Concepción, en el mismo centro de La Laguna.
Sus instalaciones son típicamente canarias, a pesar de ser un restaurante italiano: patio interior, techos altos... Hace unos años, ese local acogía una sede de la famosa arepera canaria La Carajita, pero el nuevo dueño ha llevado a cabo un cambio de imagen para adaptarse a la nueva demanda. Una mano de pintura blanca, unos cuadros modernos, y el comedor se convirtió en un lugar de diseño. 

Es cierto que la imagen ha quedado muy bien, nada queda del mundo venezolano que antes se almacenaba allí, pero el servicio y la comida ha empeorado bastante. 
Nunca se sabe si el mal día de un restaurante lo vives tú solo el día que vas (cuando un camarero se pone malo, cuando un cocinero no puede acudir a su trabajo...), pero lo cierto es que cuando te toca a ti muchas veces, empiezas a plantearte el significado de la vida.

¿Por qué a mí?

Llegamos, nos sentamos, y el camarero nos atendió rápidamente. Buenas noches, ¿qué les apetece beber? Todo muy bonito, nos las prometíamos felices...
El restaurante no estaba muy lleno, 3 mesas ocupadas en la zona interior, dos en la terraza, y en el patio también había algún comensal, pero no pude alcanzar a verlo. 
Tras unos 30 minutos, comprobamos cómo el grupo de señores de detrás se quejaba al camarero de la tardanza que estaban sufriendo. Llevaban una hora allí y no se les había servido la comida. Es la mejor manera de ver el futuro, los científicos deberían estudiarlo. Ahí es cuando piensas: ¿me levanto y me voy, sigo aquí y me como el plato mientras espero? 
Lo peor de todo es que, antes de entrar al restaurante, tenía un hambre voraz. Por lo tanto, después de una hora de espera, estuve a punto de comerme al camarero.
Casualmente, unas amigas mías se encontraban en el restaurante también, y les había pasado lo mismo. El mozo les había comentado que un cocinero se había puesto malo y estaban hasta arriba de trabajo. Más tarde, cuando otra pareja volvió a quejarse, el mismo mozo les dijo que se les había estropeado la parte alta del horno. Es decir, nunca supimos la causa de tal despropósito.

Llegó el momento

Y por fin, después de una hora, nos sirvieron la comida. Yo había pedido Gnoqui de patata con nata, calabacines y gambas, y mi acompañante Spaguetti al pesto
Empecemos con los Spaguetti. Bueno, digamos que eso parecía más bien Sopa de aceite con fideos muy largos y con sabor a salsa pesto. El plato estaba bañado en aceite y los spaguetti flotaban en él. Aun así, tenían buen sabor. Los primeros, con los últimos notabas que el colesterol se te elevaba a niveles insospechados.
Los Gnoqui estaban muy buenos (dudo que los hicieran ellos), y la salsa estaba espectacular. Con el toque perfecto de sal, de pimienta y nuez moscada, y los calabacines en su punto. Además, combinaban la pasta con la cantidad necesaria de salsa. Muy buenos. Pero, sí hay un pero, en la carta no especificaban qué especias le añadirían (por motivos de alergias o de gustos) y mis gnoqui aparecieron con una cobertura de eneldo. Tengo que decir que esta planta me produce rechazo sólo con olerla, no me gusta. No digo que sea mala, pero a mí, personalmente, me sobra en la cocina. Eso a título personal, pero, siendo técnicos, ¿yo qué pedí, pasta o un salmón? No juntes cosas que no pegan, porque eso no es innovar, es meter la pata.

Conclusión: se quedaron sin propina.

Calificaciones

Ubicación: Muy buena. En pleno centro.

Ambiente: Excelente. Con aires canarios y modernos.

Servicio: Deficiente. O, por lo menos, ese día.

Comida: Tiene cosas buenas y otras no muy buenas. No sé qué quieren transmitir con sus mezclas.

Precio: Caro para lo que fue aquella noche desastrosa.